El Beato Pedro Donders nació el 27 de octubre de 1809 en Heikant, Holanda, en el seno de una familia humilde. Desde niño demostró una profunda inclinación hacia la oración y el servicio a los demás. Aunque su frágil salud y las dificultades económicas retrasaron su formación sacerdotal, con esfuerzo y dedicación logró ordenarse como sacerdote el 15 de junio de 1841.
En 1842, Pedro llegó a Surinam, donde dedicó su vida al cuidado espiritual y material de los más desfavorecidos: esclavos, negros cimarrones, indios y leprosos. Trabajó durante 14 años junto al obispo Grooff y, más tarde, asumió un papel central en las misiones, enfrentando enormes desafíos, como las difíciles condiciones de vida, las enfermedades y la resistencia de los propietarios de esclavos.
En 1856 fue designado capellán de la leprosería de Batavia, donde transformó las condiciones deplorables de los enfermos, mejorando su calidad de vida y atendiendo sus necesidades espirituales y físicas. A pesar de su avanzada edad, nunca dejó de trabajar, incluso tras ingresar a los 57 años en la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas).
Su misión continuó hasta sus últimos días, enfrentando las adversidades con heroísmo y fe. Falleció el 14 de enero de 1887, a los 77 años, dejando un legado de amor y dedicación a los más necesitados. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 23 de mayo de 1982, siendo reconocido como el "Apóstol de los Leprosos" y un ejemplo de entrega total a Dios y al prójimo.